24 octubre 2010

La hoja en blanco. Relato #1: El Principio Del Fin





Su crepúsculo llegó tras una noche de viento iracundo. Bajo la mirada indiferente de la Luna, el Viento de Levante se alzó furioso desde el horizonte, esparciendo los lamentos propios de un corazón traicionado. 

El pueblo amaneció con una calma inusual y los primeros rayos del Sol acompañaron a los pescadores de camino al malecón, afanados en su paso por comprobar los desperfectos ocasionados durante la noche.  

La Peixmola era un pequeño pueblo de pescadores situado en algún entrante perdido de la costa levantina.  Su puerto no era más que un viejo embarcadero de madera y algunos pilotes esparcidos a su alrededor, donde se agrupaba una pequeña flota de barcas, único sustento de sus habitantes. Los pescadores, temiéndose lo peor, comentaban preocupados la violencia con la que el poderoso viento de Levante se había manifestado aquella noche, pero las barcas estaban intactas. 

Mientras, a escasos metros del muelle, en el pedregal, un grupo de niños corría hacia la orilla en busca de tesoros devueltos por las olas, rescatados de lo más profundo del Mar. Descubrieron nudos de algas y peces muertos, y pronto dieron con una alhaja singular, de gran tamaño y extraña textura, que desprendía una luz inusual. Los marineros, desde la escollera, repararon en ella y gritaron a los niños que se alejaran de inmediato, acercándose presurosos, con el alma en un puño. Viento y Mar se habían aliado. La Luna yacía en la orilla, herida de muerte. Era el principio del fin. 



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