Ya estamos en Diciembre, se acerca el fin de año, es el momento en que volvemos la vista atrás y hacemos balance general de lo vivido. Positivo o negativo, el sentido de este repaso es saber en qué lugar nos encontramos dentro del camino por el que hemos elegido andar, por lo menos en mi caso, y no importa hasta donde haya llegado, el simple hecho de ESTAR ya es toda una hazaña. Supongo que con los años una aprecia más los pequeños logros que las grandes victorias.
El 2008 será marcado en los libros de Historia como el año en que Estados Unidos eligió a su primer presidente afro-americano. Un nuevo futuro es posible, y parece que aquel sueño que una vez tuvo Martin Luther King se va a hacer realidad. Espero que ahora todos creamos un poquito más en la realidad de los sueños, lo único que nos falta es reunir la determinación y el coraje suficientes para conseguirlos, no tener miedo a alcanzarlos.
Sí señor, se están sucediendo muchos cambios: políticos, económicos, sociales, climáticos… lo que necesariamente ha de afectar a nuestro estilo de vida, y se ven reflejados en nuestros hábitos de consumo. Las marcas se enfrentan a un mercado cada vez más heterogéneo, y al mismo tiempo, ese fraccionamiento en grupos muy definidos ha originado una demanda de productos específicos con los que buscan diferenciarse del resto. Esto es un lío, pero esta diversificación que el sector de la moda está viviendo desde hace unos años es lo mejor que le puede pasar a una adicta al tema. Salgo a la calle y me vuelvo loca. Intento identificar estilos y tendencias, me paro en todos los escaparates, analizo las campañas de las marquesinas de los autobuses, en casa me siento frente al portátil y me paso horas “linkeando” de un blog a otro, de una web a otra, y entonces me doy cuenta: esto no acaba jamás. Y empiezo a hiperventilar.
Me gusta todo, aunque debo reconocer que existe un número de blogs excesivos en los que te dicen cómo has de vestir para ser así o “asá”. Sé que me pongo pesada con este tema, pero opino que no se debe imponer ningún tipo de reglas en lo que a la expresión individual se refiere, y la ropita y los complementos es algo “muuuy” personal. Está claro que existen ciertos grupos con una “cultura” muy desarrollada, como la del Hip Hop, la del Skate, los Góticos… que han establecido ciertos códigos que los identifican, pero son códigos que tienen origen en el estilo de vida concreto que llevan sus adeptos, y no una tendencia. Voto por eso!!
Al final todo tiene un puntito “trendy”, por el tema del diseño, que es ya algo básico en una prenda de calidad, pero sigue respondiendo a una forma de ser y de vivir.
La industria de la moda engulle todo aquello que se ve en la calle. Encontramos cruces de tendencias y estilos que responden a una necesidad del consumidor, es decir, nosotros mismos, basada en nuestro día a día. Trabajo y ocio ya no están separados y el mercado exige una oferta que se adapte a su estilo de vida. Cojo de aquí y cojo de allá y me monto mi propio estilo, para vivir a mi ritmo. Soy cansina, lo sé, pero hay que darle rienda suelta a nuestro instinto.
Ese va a ser mi propósito para el año nuevo.
El 2008 será marcado en los libros de Historia como el año en que Estados Unidos eligió a su primer presidente afro-americano. Un nuevo futuro es posible, y parece que aquel sueño que una vez tuvo Martin Luther King se va a hacer realidad. Espero que ahora todos creamos un poquito más en la realidad de los sueños, lo único que nos falta es reunir la determinación y el coraje suficientes para conseguirlos, no tener miedo a alcanzarlos.
Sí señor, se están sucediendo muchos cambios: políticos, económicos, sociales, climáticos… lo que necesariamente ha de afectar a nuestro estilo de vida, y se ven reflejados en nuestros hábitos de consumo. Las marcas se enfrentan a un mercado cada vez más heterogéneo, y al mismo tiempo, ese fraccionamiento en grupos muy definidos ha originado una demanda de productos específicos con los que buscan diferenciarse del resto. Esto es un lío, pero esta diversificación que el sector de la moda está viviendo desde hace unos años es lo mejor que le puede pasar a una adicta al tema. Salgo a la calle y me vuelvo loca. Intento identificar estilos y tendencias, me paro en todos los escaparates, analizo las campañas de las marquesinas de los autobuses, en casa me siento frente al portátil y me paso horas “linkeando” de un blog a otro, de una web a otra, y entonces me doy cuenta: esto no acaba jamás. Y empiezo a hiperventilar.
Me gusta todo, aunque debo reconocer que existe un número de blogs excesivos en los que te dicen cómo has de vestir para ser así o “asá”. Sé que me pongo pesada con este tema, pero opino que no se debe imponer ningún tipo de reglas en lo que a la expresión individual se refiere, y la ropita y los complementos es algo “muuuy” personal. Está claro que existen ciertos grupos con una “cultura” muy desarrollada, como la del Hip Hop, la del Skate, los Góticos… que han establecido ciertos códigos que los identifican, pero son códigos que tienen origen en el estilo de vida concreto que llevan sus adeptos, y no una tendencia. Voto por eso!!
Al final todo tiene un puntito “trendy”, por el tema del diseño, que es ya algo básico en una prenda de calidad, pero sigue respondiendo a una forma de ser y de vivir.
La industria de la moda engulle todo aquello que se ve en la calle. Encontramos cruces de tendencias y estilos que responden a una necesidad del consumidor, es decir, nosotros mismos, basada en nuestro día a día. Trabajo y ocio ya no están separados y el mercado exige una oferta que se adapte a su estilo de vida. Cojo de aquí y cojo de allá y me monto mi propio estilo, para vivir a mi ritmo. Soy cansina, lo sé, pero hay que darle rienda suelta a nuestro instinto.
Ese va a ser mi propósito para el año nuevo.
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