Durante
los últimos días he estado consumiendo mucho street style
masculino, y quiero decir mucho.
Las
fashion week y las ferias, dónde se han dado cita la gente de la
industria para ver las nuevas propuestas en moda para hombre, son un
hervidero de inspiración y tendencias. Y la prueba evidente de
que ellos también se preocupan por su imagen.
De
un tiempo a esta parte me he fijado en que los tíos empiezan a
arriesgar a la hora de vestir, darle un toque personal a su imagen, y
no sólo los que están dentro del negocio, sino también hombres
anónimos, jóvenes y maduritos, que dedican sus vidas a otros
menesteres pero que muestran rasgos incipientes de vanidad masculina.
¡Bendita y sana vanidad!.
La
recuperación del tweed y el tejido “Príncipe de Gales”
para americanas, chalecos, pantalones y abrigos convierte la calle en
una pasarela de estilo de género masculino. El vintage está
de moda también en el armario del hombre, que ha sabido integrarlo a
la perfección sin necesidad de parecer sacado del álbum de fotos
del abuelo. Las varsity jaquets, las chaquetas de punto estilo
U.S. College, chalecos acolchados y sombreros, pitillos,
chinos, zapatillas y Martens, son algunos de los
elementos que se repiten en los looks de nuestros hombres, que
se atreven a combinarlos con acierto haciendo gala de un dominio del
mix and match bastante envidiable.
El
factor hombre se impone también en el código de estilo femenino. La
masculinidad de algunas prendas acentúan la sensualidad de la mujer,
gracias al contraste de los cortes de la sastrería masculina
adaptados a la silueta femenina, o su opuesto, el estilo más urbano,
que combinado con piezas más girlie consiguen crear un look
atractivo, estiloso y muy cómodo.
No
podemos olvidarnos del factor hombre para enriquecer nuestro
vestuario y desmarcarnos de los convencionalismos, acérrimos
enemigos de la originalidad y el estilo.
Durante los últimos días he estado consumiendo mucho street style masculino, y quiero decir mucho, y lo he disfrutado muy mucho también. Las fashion week y
las ferias, donde se han dado cita la gente de la industria para ver
las nuevas propuestas en moda para hombre, son un hervidero de
inspiración y tendencias. Y la prueba evidente de que ellos también se
preocupan por su imagen.
De un tiempo a esta parte me he fijado en que los tíos empiezan a arriesgar a la hora de vestir, darle un toque personal a su imagen, y no sólo los que están dentro del negocio, sino también hombres anónimos, jóvenes y maduritos, que dedican sus vidas a otros menesteres pero que muestran rasgos incipientes de vanidad masculina. ¡Bendita y sana vanidad!.
- See more at: http://www.notjustfashion.net/eng/el-factor-hombre/#sthash.qO2OGlXx.dpuf
De un tiempo a esta parte me he fijado en que los tíos empiezan a arriesgar a la hora de vestir, darle un toque personal a su imagen, y no sólo los que están dentro del negocio, sino también hombres anónimos, jóvenes y maduritos, que dedican sus vidas a otros menesteres pero que muestran rasgos incipientes de vanidad masculina. ¡Bendita y sana vanidad!.
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las ferias, donde se han dado cita la gente de la industria para ver
las nuevas propuestas en moda para hombre, son un hervidero de
inspiración y tendencias. Y la prueba evidente de que ellos también se
preocupan por su imagen.
De un tiempo a esta parte me he fijado en que los tíos empiezan a arriesgar a la hora de vestir, darle un toque personal a su imagen, y no sólo los que están dentro del negocio, sino también hombres anónimos, jóvenes y maduritos, que dedican sus vidas a otros menesteres pero que muestran rasgos incipientes de vanidad masculina. ¡Bendita y sana vanidad!.
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las nuevas propuestas en moda para hombre, son un hervidero de
inspiración y tendencias. Y la prueba evidente de que ellos también se
preocupan por su imagen.
De un tiempo a esta parte me he fijado en que los tíos empiezan a arriesgar a la hora de vestir, darle un toque personal a su imagen, y no sólo los que están dentro del negocio, sino también hombres anónimos, jóvenes y maduritos, que dedican sus vidas a otros menesteres pero que muestran rasgos incipientes de vanidad masculina. ¡Bendita y sana vanidad!.
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