A las seis de la mañana mi reloj interno me marca la hora de ponerse en marcha, a pesar de que la noche anterior no logré conciliar el sueño hasta pasadas la una de la madrugada. Estaba agotada por el viaje y era muy consciente de que los próximos días el "jet lag" iba a causar estragos en mi rutina diaria, un cambio drástico de horarios, hábitos y, sobre todo, de estilo de vida. Con todos estos pensamientos rondando por mi cabeza me era imposible desconectar, pero poco a poco el cansancio le fue ganando terreno a este cerebro inquieto.
Y de nuevo este cerebro inquieto despierta tempranero, me empuja a saltar de la cama, correr hacia la ducha y prepararme para un largo día repleto de novedades. Mi hermana y yo salimos de casa y corremos hasta la estación de tren de New Rochelle que , good for me, está a dos minutos!! de casa. Mientras avanzamos por el andén observo a la multitud que espera la llegada del tren, vaso de café en mano, con el único objetivo de conseguir un asiento para los próximos 31 minutos de viaje hasta Manhattan. Ni una mirada, ni una sonrisa, ni el más mínimo signo de complicidad, la masa sube al vagón, olfatea cual alimaña los sitios libres y se lanzan a su conquista. Por supuesto, la mayoría alcanza la gloria ansiada.
El tren entra en la Grand Central Terminal y nos preparamos para salir escopeteadas del vagón, como todos los demás, y buscar la salida a la calle 42, donde nos separamos para seguir cada una con nuestro dia en al ciudad. Subo hasta Bryant Park y giro en la 5ª Avenida, para ir a buscar el Empire State Building... mi lugar de trabajo durante los dos próximos meses!!!.
Camino emocionada, reconozco las calles desde la última vez que estuve en la Gran Manzana, hace dos años. Llego hasta Bryant Park, que parece bien distinto sin las carpas que lo ocupan durante la Fashion Week. Subo por la Quinta Avenida, sorteando al personal que camina a toda prisa y pienso en una ciudad habitada por más de ocho millones de personas, cuya área metropolitana acumula la actividad y el tránsito de casi 20 millones de personas, y sin embargo parece una ciudad sin alma donde el individualismo extremo prevalece sobre las relaciones sociales, base de toda metrópolis.
A pesar de los tropiezos con los viandantes, que no pronuncian siquiera un inaudible "sorry", a pesar de las prisas, de la lluvia y del frío, estoy contenta de estar en New York City. Y de camino al Empire State pienso en Mr.Sinatra, sonrío y canturreo: "...I want to wake up in a city that never sleeps, and find I'm a number one, top of the list, king of the hill, a number one...If I can make it there, I'll make it anywhere...New York, New Yooooooooooooooork!!!"
2 comentarios:
Entrada triunfal hacia el empire state, ¡Que king-kona!
No sera q no te hacen caso pq en realidad no estas alli? No estaras viviendo un sueño y en realidad no te has movido de valencia?? No estaras en xirivella pensandote q estas en el empire estate???No seras un fantasma rollo el de la peli de ghost???
un b7 perla, y me alegro de q renueves tus textos.
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