Siendo aún preadolescente y nacida en 2002, Proenza Schouler se mueve con la madurez propia de una firma que ocupa una posición de peso en la industria internacional de la moda. Huelga decir que el fenómeno tándem en las lides del diseño de moda es siempre una garantía de victoria y satisfacción de expectativas, y ese es justo el caso que nos ocupa.
Lázaro Hernández y Jack McCollough son las dos mentes que dan forma a las propuestas con la etiqueta Proenza Schouler. Dos intelectos creativos que unifican visiones y construyen un universo impresionante de inventiva, innovación y frescura. Una vez leí una entrevista en la que explicaban que si uno piensa en el negro y el otro quiere el blanco, lo que hacen es desechar ambos y apostar por un gris. El consenso en este tipo de decisiones, sin que ninguno de los dos tenga que apostatar ante el trato preferente del otro, es el Santo Grial de la creatividad. Con esta base es perfectamente natural que el trabajo fluya de una forma productiva hasta terminar sacando a la luz colecciones como las que nos proponen para esta primavera. 
La campaña de la colección primavera/verano 2013 gira en torno al concepto del collage, muy en auge en estos tiempos de sobresaturación de información y búsqueda de identidades genuinas. El fotógrafo David Sims dispara una serie de instantáneas en las que aparecen las modelos cual muñecas recortables, como en un corta-pega de lo más chic, sobre imágenes abstractas de colores velados y malvadas intenciones. De nuevo nos tropezamos con la tendencia “trashy pero con mucha clase”, que asalta nuestras retinas para ofrecernos un producto impecable envuelto en papel usado.
La forma da paso al fondo, y viceversa. Los tejidos nobles y los cortes sobrios se transforman con el lenguaje urbano del sporty-chic, como el cuero perforado en plan camiseta de basket, las combinaciones a lo pachwork con piel de serpiente y fibras técnicas, las cremalleras, los cuellos altos y los largos por la rodilla. Funcionalidad metropolitana combinando la elegancia de unos patrones bien marcados y el aroma del futurismo de la década de los 60 en su justa medida.
Hernández y McCollough vuelven a situar el nombre de Proenza Schouler entre las firmas de referencia del diseño high level con una colección impactante y una campaña innovadora, una suerte de álbum de recortes psicodélico, sofisticado y moderno, que David Sims también ha trasladado al formato vídeo, para mayor deleite de los fans de la casa.
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